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El Aeródromo del Portillo solía proveer un valioso servicio aéreo a la región del norte de la República Dominicana. Este pequeño y pintoresco aeropuerto, que dejó de operar en febrero de 2012, era el corazón de las conexiones aéreas para operadores de vuelos privados y algunos vuelos chárter nacionales, con Aerodomca ofreciendo vuelos regulares hacia los aeropuertos de Santo Domingo y Punta Cana.

A pesar de su simplicidad, el Aeródromo del Portillo tenía un encanto especial. Con una sola pista y una torre de control rudimentaria, carecía de estructuras públicas o incluso de un teléfono, lo que obligaba a los viajeros a coordinar con antelación sus vuelos desde Las Terrenas hasta el aeropuerto de Herrera, en el centro de Santo Domingo. Esta falta de infraestructura, sin embargo, no desalentó a muchos, incluyéndome a mí, que encontramos en este aeródromo una forma eficiente y rápida de transporte, disfrutando del vuelo de aproximadamente 30 minutos en contraste con las largas 4.5 a 5 horas en auto a través de Maimón, Cotuí, Nagua y Sánchez.

El aeropuerto estaba estratégicamente ubicado, justo enfrente del El Portillo Beach Resort y a solo cinco minutos de Las Terrenas, ofreciendo una comodidad incomparable para los visitantes del resort. Sin embargo, el avance de las infraestructuras terrestres y cambios en las políticas aeroportuarias marcaron el final de este romántico rincón aéreo.

El cierre del Aeródromo del Portillo fue, en parte, consecuencia de la apertura de la nueva autopista que conecta Santo Domingo con Las Terrenas en solo un par de horas, reduciendo significativamente la necesidad de vuelos cortos. Además, el cierre del aeropuerto de Herrera en Santo Domingo, que era el principal punto de llegada y salida de los vuelos hacia El Portillo, también contribuyó a su decadencia. Los vuelos comenzaron a operar desde El Higüero, un aeropuerto demasiado alejado del centro de la capital, lo que redujo drásticamente la demanda hacia y desde El Portillo.

Hoy el aeropuerto del Portillo vive en la memoria de aquellos que alguna vez disfrutaron de sus servicios. Representa un capítulo nostálgico de la historia de Las Terrenas, un testimonio de tiempos más sencillos y románticos, cuando volar desde Santo Domingo a este pequeño paraíso era una experiencia accesible y única. Aunque el progreso y el desarrollo trajeron consigo la modernidad, la esencia del Aeródromo del Portillo permanece en los corazones de quienes lo conocieron, un símbolo de un pasado no tan lejano pero profundamente querido.

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